El olfato del perro
Los perros se han convertido en una ayuda indispensable para el ser humano y prácticamente todo ello se lo debemos al poder olfativo de nuestros cánidos. ¿Cómo es posible que tengan un sentido tan desarrollado del olfato y los humanos no?
Los perros «ven» el mundo a través de su nariz. Recopilan información de su alrededor a través de los olores que perciben. Por eso están constantemente oliendo todo, el suelo, las paredes, el césped, los arboles, a la gente, a otros perros. Su sentido del olfato está tan desarrollado en su cerebro que pueden oler de forma temporal, logran reconocer que es lo que hay, que es lo que había antes, donde está y a donde se dirige todo lo que se encuentra a su alrededor.
Para vislumbrar el secreto del poder olfativo de los perros hay que entender su funcionamiento. Donde los humanos inhalamos y exhalamos de forma larga una sola vez a través de una vía respiratoria, los perros inhalan y exhalan cinco veces por segundo y poseen dos rutas distintas en su nariz para respirar y oler por separado, pueden percibir el olor de todas las partículas que viajan por el aire de forma específica y detallada . De hecho, tienen músculos en su nariz que le permiten dirigir el aire hacia sus células olfativas directamente. Además, al tener más receptores olfativos que un ser humano («sólo» un par de cientos de millones más) están mucho más capacitados para detectar olores en pequeñas cantidades, olores que no puede percibir un ser humano. Estamos hablando de olores a nivel molecular, tan diminutos como la reacción química de las células en nuestro cuerpo. De ahí que puedan detectar las particularidades del cáncer o los niveles de glucosa en sangre.
Actualmente, un perro entrenado específicamente puede llegar a detectar 19000 mezclas de sustancias explosivas, prácticamente la totalidad de las existentes en el mundo. Un perro entrenado en narcóticos, pueden detectar una amplia variedad de drogas (LSD, peyote, éxtasis, marihuana, cocaína, heroína, etc.), a una distancia de 5 metros e incluso pueden aprender a oler residuos de droga en la ropa de hasta 48 horas. Los perros de búsqueda y rescate detectan el aroma que transportan las células de la piel que caen fuera de los humanos vivos a un ritmo de alrededor de 40.000 células por minuto, el sudor que se evapora o los gases respiratorios. Gracias a ello pueden buscar personas desaparecidas o perdidas, cubiertas por avalanchas de nieve o enterradas debajo de edificios que se han derrumbado, entre otras situaciones. Los perros para la detección de cadáveres —a diferencia de los perros de búsqueda y rescate— están adiestrados para ignorar el olor de humanos vivos, junto con el aroma animal, y sólo buscar el olor de los gases de descomposición liberados por la acción de las bacterias en la piel o en los tejidos humanos. Estos perros pueden ser usados para encontrar restos humanos relacionados con escenas de crimen, casos de personas desaparecidas y evidencia forense relacionada con escenarios de desastres o escombros. Un tipo específico de perros también es entrenado para localizar restos mortales en el agua.
Para terminar, baste decir que hay diferentes fundaciones y universidades de Estados Unidos y Gran Bretaña estudiando las complejidades del olfato canino para desarrollar dispositivos que puedan recrear la funcionalidad de estos en la detección del cáncer y la diabetes.
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